La religiosidad de alcohólicos anónimos.
Abstract
Los estudios del fenómeno religioso se habían concentrado en la teoría de la secularización, y desde distintas maneras había pronosticado el repliegue de la experiencia religiosa a la esfera privada. Según esta tesis, las sociedades tendrían que dirigirse, casi irremediablemente, hacia la reubicación de la religión1 en la vida social, privándola de un papel activo. Esta idea tenía un cierto respaldo empírico si se observaba que algunas formas de participación religiosa, particularmente institucional, se habían transformado. Así, por ejemplo, la baja participación en misas y ritos católicos, la falta de vocaciones, la poca influencia de los mandatos eclesiales, etc., serían indicadores de que la participación religiosa estaba en repliegue. La reflexión más general de esta propuesta era que la modernidad, tras la entusiasta victoria de la razón, habría tenido relativo éxito en su capacidad de suplantar las necesidades religiosas y las sociedades hoy serían menos creyentes (Suarez, 2005). Sin embargo, este postulado no se pudo sostener, porque uno de los problemas que se le plantea actualmente a los estudios religiosos se relaciona con los instrumentos de pensamiento con los que debe dotarse para comprender, no sólo el movimiento a través del cual la modernidad socava las estructuras de plausibilidad de todos los sistemas religiosos, sino también aquel otro mediante el cual la modernidad hace surgir nuevas formas de creer religioso.
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- Maestría [827]