La religión de estado alemana y el uso del discurso religioso para el adoctrinamiento de la población durante el régimen nazi.
Resumen
En los años 20 del siglo pasado el mundo acababa de enfrentarse a un evento sin precedentes: la Gran Guerra. Hasta ese entonces esta había sido la más grande y mortífera que la historia había visto jamás. Sin embargo, los problemas entre la mayoría de los estados involucrados estaban lejos de solucionarse, una nueva guerra comenzaba a formarse en la penumbra debido al descontento y miseria de los países vencidos en la primera. Uno de estos países era Alemania. En Alemania comenzaron a desenvolverse una serie de eventos que terminarían por alterar el sistema mundial. Desde el final de la Primera Guerra Mundial hasta 1933 la República de Weimar era el régimen político democrático por el cual Alemania estaba regida. Sin embargo, a causa de la Gran Depresión, las crisis causadas por las mismas y las revueltas revolucionarias, poco a poco perdía popularidad, mientras partidos comunistas y socialistas la obtenían (Grunberger, 2005, pp. 13-35). Por esta razón, y para poder utilizar la popularidad de estas ideas a su favor, Hitler optó por crear un partido, bajo el precepto Nacional-Socialista, que utilizaría el nacionalismo causado por la crisis post Primera Guerra Mundial y el auge de los partidos socialistas para obtener el poder. Esto no quiere decir que el partido fuese realmente socialista1, sino que en realidad utilizó el concepto para poder captar la atención de la mayor cantidad de personas posibles; esta coalición le otorgaba la capacidad de “poder prometer todo a todo el mundo” (Sabine, 2015, pp. 653).
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