Tecnologías para cocción de alimentos.
Resumen
Hasta antes del siglo XVIII las únicas fuentes de energía conocidas por el ser humano las constituían la madera, el agua, el viento, las grasas vegetales y animales, además de la procedente de la fuerza de los animales, pero la revolución industrial dio origen al consumo masivo de combustibles fósiles, primero con el carbón y posteriormente con el petróleo y el gas natural. Actualmente, la humanidad continúa empleando grandes cantidades de dichos combustibles, al grado de que más del 70% de la energía que se consume en todo el mundo tiene su origen en el petróleo, el gas natural y el carbón [Hernández 2002]. Por otra parte, de entre las energías renovables, la biomasa es de las más importantes en México, al grado que se estima que representa el 10% de la demanda de energía final. [SEMIP 1991]. La leña como fuente de combustible representa el combustible residencial primario en México, donde aproximadamente 25.6 millones de personas (cerca del 31.4% de la población total) emplean la leña como combustible. Lo que representa que cerca del 90% de las casas rurales dependen de la leña. Además, un número considerable de pequeñas empresas, la mayoría perteneciente al sector informal consumen grandes cantidades de leña y otros biocombustibles [Massera 1993]. La leña es un recurso natural muy necesario para sobrevivir, especialmente para las personas con niveles económicos bajos, ya que es además parte de sus tradiciones. La forma más comúnmente utilizada de consumo de biomasa para obtener calor, se realiza en fuegos abiertos dentro de las viviendas, ya sea en la preparación de alimentos o para obtener calefacción durante el invierno.
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