Educación superior y cambio en los roles tradicionales femeninos:el caso del poblado de Carlos A. Madrazo, 1974-2013.
Abstract
La división de género masculino-femenino es un tema contemporáneo a pesar de los diversos avances sobre esta tradicional categorización de sexo. No solo en nuestro país, sino en cualquier otra sociedad encontrada en el planeta, existen categorizaciones y estereotipos asociados con las figuras de hombre-mujer. Es evidente que tanto el hombre como la mujer forman parte de un entorno social donde puede pensar, actuar, expresarse, relacionarse; pero también es cierto que tales formas de comportamiento suelen ser distintas en diferentes culturas y contextos. Por tanto, mientras en unos países la tendencia es implementar políticas encaminadas a alcanzar una mayor igualdad de género, en otros más se privilegian políticas de neutralidad de género, como ocurre en Suecia, por ejemplo.
En el país escandinavo la meta es erradicar actitudes sexistas y promover una condición “post-género” donde ser hombre o mujer no implique mayor diferencia ni
en el trabajo o en el hogar (Aband, 2013:40-44). Desafortunadamente, la experiencia en México es contrastante. En nuestro país todavía imperan actitudes discriminatorias, particularmente hacia los indígenas, individuos de tercera edad y de orientación sexual no convencional con
respecto a los típicos roles societales (Encuesta Nacional de Discriminación, 2010). A esta discriminación por raza, color de piel y sexualidad, podemos agregar otra que está enraizada en la historia de México: la discriminación del género femenino, hacia la mujer.
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